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Relatos de viajeros

Michel, un belga en la ciudad

Michel, un belga en la ciudad

¡Hola a todos! Tenemos muchas ganas de seguir conociendo la ciudad de Rosario a través de la experiencia de los turistas que la visitan.

En ese plan, dialogamos con Michel de 22 años quien hace dos meses llegó a Buenos Aires en el inicio de su primer viaje fuera de Europa. Él es oriundo de Bruselas, Bélgica, y antes sólo había recorrido Europa durante un mes. "Cuando comencé este viaje quería irme a vivir a Buenos Aires un tiempo, pero no sabía bien qué hacer porque una persona necesita una ocupación y no es tan fácil encontrar trabajo", afirma convencido.

Cuenta que, aunque hace una semana que se encuentra en Rosario, le encanta la ciudad, pero lo impactó ver tanta pobreza y asentamientos precarios en la periferia. Sin embargo, sus deseos son los mismos y confiesa que "ahora no lo veo sólo como un viaje, estoy pensando en quedarme  y poder empezar una vida aquí..."

En Bélgica, Michel estudió Cine por tres años y parte de sus proyectos es comenzar a estudiar algo relacionado con el arte a partir del próximo año; cree que al idioma no será una complicación (de hecho tuvimos esta charla en un español pausado pero inteligible). "No aprendí antes a hablar en castellano, sólo leí un libro en ese idioma, pero no estan difícil porque también hablo francés y un poco de italiano".

Lo que más le agrada hacer durante su estadía en "Rosario Hostel" es leer, estudiar, revisar sus correos electrónicos y leer los diarios en la web y salir a pasear. En sus pocos días en Rosario visitó la Florida y la Feria de las Colectividades; si bien no es una ciudad tan grande como otras que ha conocido dice que hay mucha actividad y gente joven.

Este chico belga un tanto tímido, parece realmente querer adaptarse a las costumbres sin dejar de lado sus aspiraciones de una nueva vida. Y comenzamos a despedirnos de él porque se va de paseo al parque con un amigo italiano.

¡Suerte Michel!

Un australiano en Rosario

Un australiano en Rosario

Salimos a caminar, nuevamente en búsqueda de nuevas historias de viajeros para contarte. Y esta vez conversamos un largo rato con Michael Falk, un australiano de 45 años oriundo de Melbourne, la segunda ciudad más importante de ese país.

Michael está de viaje desde mayo de 2005, luego de un recorrido por Europa llegó a Argentina hace un año: paseó por Puerto Madryn, Gualeguaychú, Victoria y en febrero arribó a Rosario. Estuvo en Argentina dos veces anteriormente, y acerca de sus viajes piensa que “salir a pasear todos los días, a veces es eventualmente aburrido: una gran vista es sólo otra vista, una montaña es otra montaña más… Un viaje es un cambio a mi vida en Australia, en el que puedo conocer un buen lugar”.

Durante sus ocho meses de estadía en Rosario sus actividades más frecuentes son hacer ejercicios, en algunas ocasiones salir por las noches con otros turistas y andar en bicicleta. En el lugar donde se aloja, Rosario Hostel, hubo un grupo de cuatro turistas franceses con los que tenía buena relación, aunque el inconveniente era el idioma, él habla bastante de español pero sus compañeros sólo francés, pero aclara que “no es un impedimento, todo depende, puede haber un turista que también hable inglés y no necesariamente me tiene que agradar”.

Este australiano excéntrico y aventurero tiene una pasión evidente que marcan sus estadías: andar y viajar en bicicleta. Cuenta que en su país casi todos tienen su auto excepto él, que posee muchas bicicletas a las que ha llevado en sus viajes fuera de Austalia para recorrer grandes distancias. “No me gusta ir sentado en un micro muchas horas; además en vez de ir a enormes ciudades o lugares para turistas, prefiero ir en bicicleta a un pueblo pequeño que tal vez no es muy interesante pero donde la gente es increíblemente simpática”, afirma Michael con énfasis.

Luego de pensarlo unos minutos dice que no hay nada específico que no le guste de Rosario, sin embargo en al transcurso de la charla recuerda dos situaciones que no le agradaron. En primer lugar, le parece una ciudad “muy sucia; me encanta que haya perros por todos lados, pero no me gusta la m… de perros en las calles”. Por otro lado, concurrió a una escuela de idiomas para aprender de manera más formal el castellano y “fue inútil, sólo fue una buena oportunidad para los profesores de aprender más del inglés con nosotros, casi no hablábamos en español en las clases. Aunque esto sucede también en otros países”, relata Falk.

Su permanencia de tantos meses en la ciudad le permitió conocerla y apreciarla, sus momentos preferidos son aquellos en los que recorre la ciudad, por supuesto, montado en su bici: “en verano iba a las pileta del Parque Alem que son muy, muy lindas; también iba al Jockey Club, y a veces, llegaba a la ciudad de San Lorenzo en una hora. En bicicleta puedo recorrer cualquier distancia en cualquier época del año”.

A Michael se lo nota relajado pero atento por entendernos, sólo pide que le hablemos lentamente y se esfuerza por expresarse con las palabras adecuadas. Sobre el final de nuestra conversación, nos cuenta que debe obtener otra visa para permanecer en el país ya que piensa quedarse hasta el mes de abril del próximo año, para visitar Salta y Jujuy.

¡Saludos Michael!

 

De Suiza a la Universidad Nacional de Rosario

De Suiza a la Universidad Nacional de Rosario

En esta oportunidad mantuvimos una entrevista con Blis, quien nos explicaba que su nombre se traduce al castellano como Blas. Este joven proviene de la zona de Suiza en la que se habla  francés. Blis llegó a Rosario hace seis semanas y está alojado en ¨Rosario Hostel¨ ubicado en Urquiza1911.

 

Hacía tiempo que quería hacer un intercambio -su otra alternativa era ir a Sevilla- pero finalmente se decidió por venir a Rosario (lugar en el cual ya había estado de vacaciones).Tomó esta decisión porque la ciudad santafesina le resulta más interesante, acá además de hablarse el castellano, el  acento del idioma le gusta, “es fuerte pero agradable”. Otro factor que influyó fue el clima, en Europa se está avecinando el invierno, cuando acá, por el contrario, está por llegar el verano y se puede disfrutar más, “en verano todo es más  fácil”, agregó Blis. También prefirió Rosario (antes que Sevilla) por la parte económica y por la calidez de la gente, “los rosarinos son más abiertos, más amigables”.

 

Blis en Rosario está asistiendo a la Facultad de Bioquímica, realizando trabajos de laboratorio. Aprendió el castellano hace apenas seis semanas ayudado por un instructor, idioma que practica en sus conversaciones cotidianas, para comunicarse en el laboratorio emplea el inglés. 

 

En cuanto al interrogante de por qué estudiar en Rosario y no en Buenos Aires, Blis nos explica que cuando conoció a los profesores de acá, sus “jefes” fueron muy amables con él, le mostraron las facilidades que brinda la facultad y las investigaciones que estaban llevando a cabo. Además, para estudiar en Buenos Aires hay que recorrer grandes distancias, en cambio en “la cuna de la bandera”la facultad está cerca de la ciudad, cerca del centro. “Rosario no es demasiado grande y sin embargo tiene muchas facilidades y oportunidades”, sostiene Blis.

 

Encuentra un poco complicada la cuestión del recorrido urbano, con los colectivos se pierde y los choferes a veces no le entienden, por lo que tiene que optar por moverse a pie o en taxi. Sumado a esto le desagrada un poco la contaminación de la ciudad y los ruidos.

 

Por lo demás, encuentra todo bastante agradable y, por lo visto, las noches rosarinas las vive a pleno, generalmente sale jueves, viernes y sábados; suele ir a bares con los chicos del hostel. Nos comentaba que en Suiza no es como Rosario porque allá esta siempre ocupado y sale muy poco.

 

Blis permanecerá en la ciudad hasta febrero y planea seguir viajando “lo más que pueda” , concluye Blis.

 

Alicga, desde Inglaterra

Alicga, desde Inglaterra

Esta vez la entrevistada fue Alicga, quien llegó a la Argentina desde Hereford (Inglaterra) hace apenas una semana. Está alojada en el Hostel “La casona de Don Jaime”   ubicado en Pte. Roca 1051.

 

Como la mayoría de los entrevistados Alicga, luego de graduarse como fotógrafa, se tomó un año sabático.  Comenzó su viaje en febrero, ha estado por Tailandia, Australia, Nueva Zelanda,  las Islas Fidji y ahora está visitando nuestro país. Vino a la  Argentina para encontrarse con una amiga, con quien en un principio había iniciado su viaje.

 

 Si bien hace poco tiempo que está en Rosario, su primera impresión es buena, la ciudad le gusta, “es un lindo lugar para caminar”, sostiene  Alicga. Cuando transita por sus calles, la gente que ve parece amistosa, no es tan “loca” como en Buenos Aires, a ella no le agradan demasiado las grandes ciudades.

 

“Rosario es un lugar tranquilo pero también tiene bastantes cosas para hacer, uno puede salir, disfrutar al aire libre cerca del río.”, comenta Alicga.

 

Sus planes  son quedarse un par de semanas en la ciudad, tomárselas para descansar y aprender algo de español en un curso intensivo y...continuar su viaje.

Un alemán en Rosario

Un alemán en Rosario  

El martes en horas del mediodía, nos dirigimos a Hostel Río Brown” ubicado en Brown 1735, en busca de más “historias” para compartir con ustedes. Allí nos encontramos con Alex, un alemán muy agradable, que nos comentó acerca de sus experiencias vividas en Rosario.

 Alex llegó a Argentina en febrero, estuvo de viaje en el sur y trabajando de ingeniero en sistemas en Córdoba (durante 5 meses aproximadamente), para adquirir experiencia en su carrera y para aprender español. Vino a Rosario porque tiene una novia acá, y se queda en la ciudad dos meses más…Antes de hospedarse en el hostel, estuvo viviendo en un departamento, eso no fue una buena experiencia para Alex porque su compañero tenía problemas personales. “Al extranjero se le hace muy difícil alquilar acá, porque se tiene la plata pero no las garantías que solicitan las inmobiliarias”, nos comentaba.Estuvo un buen tiempo en Rosario pero a veces tuvo algunos problemas porque no entendía ciertas  reglas. En una oportunidad tomó un taxi, se subió del lado izquierdo –en Alemania es indistinto, está permitido hacerlo desde ambos lados- y el taxista se enojó mucho y no lo trató muy bien porque no ascendió del  lado apropiado,  “me podría haber dicho lo mismo pero de otra manera”, agrega Alex. Ha vivido en la ciudad durante dos meses, pero ya estuvo antes, Rosario le parece interesante. Le gusta conocer lugares, estuvo visitando el Parque Independencia, el monumento, los museos…Se lamenta haber tenido problemas con la información turística, a veces falta, o hay pero no es correcta, por ejemplo con el colectivo turístico que recorre la ciudad (la costa y el casco histórico) porque éste no apareció, intentó preguntarle a la gente pero nadie le supo decir.Lo que más le gusta  de Rosario es el Museo Histórico y el Monumento. Y lo que debería cambiar la ciudad, para Alex,  es la higiene, “hay un montón de basura en la calle”. También se debería informar a los turistas acerca de los horarios y recorridos de los colectivos, con carteles en la vía pública. Sería positivo que las guías de hoteles, restaurantes, etc. tuvieran categorías: más caro, caro, más barato,  para que el turista pudiera elegir de acuerdo a sus posibilidades económicas.

Otra de las cosas que hizo en la ciudad fue tomar clases de gimnasia, en el “Euro gym”, los profesores son buenos profesionales, hacen su trabajo con el corazón, son amigables con la gente…

En cuanto al servicio de los restaurantes, les parecieron mejor los de las afueras de la ciudad, no tanto los del centro, prefiere pagar un poco más pero recibir una mejor atención, más amabilidad.    

“Aquí en Rosario lo tenés todo”

“Aquí en Rosario lo tenés todo” Caminábamos por el centro de Rosario una de estas calurosas tardes, nos detuvimos en un bar para tomar algo y allí nos encontramos con dos jóvenes turistas que también disfrutaban de ese día.Ellas son Anette y Vera, dos muchachas de 30 y 31 años provenientes de Arosa, un pueblito montañoso de Suiza ideal para visitar en invierno. Allí, Anette trabaja en un bar y Vera en un restaurante. Como el turismo desciende en la época estival, hace unos meses decidieron realizar su segundo viaje para conocer otros países.En esta oportunidad estuvieron dos meses en México, unas semanas en Chile y hace un mes y medio llegaron a Argentina para visitar Buenos Aires, Misiones y Rosario, ciudad en la que se alojan desde las dos últimas semanas.Ambas se hospedan en el hostel “La Casona de Don Jaime” y coinciden en que Rosario es muy atractiva por el río, los parques y la amabilidad de la gente. Cuentan que salen de paseo por la ciudad pero no junto a otros turistas, que también se alojan allí, sino ellas dos porque de esa manera les parece más fácil relacionarse con gente, “siempre se nos acerca alguien para hablar con nosotras, es distinto si estás en un grupo” afirma Vera.En un español bastante fluido y con mucha simpatía, dicen que les gusta todo de Rosario y les parece más  calma que la vida en Buenos Aires. Aunque reconocen que lo que más les gusta es el río “salir a caminar y recorrerlo, es tranquilo y uno no piensa que se encuentra en una gran ciudad y que aquí lo tenés todo” expresa Vera con una sonrisa.Luego de un rato de conversación, nosotros seguimos caminando y ellas salen nuevamente a recorrer la ciudad.