Rosario Hostel, el primero de la ciudad. Un ambiente de familia internacional
Matías estudió Hotelería y es empleado de Rosario Hostel, una gran familia que renueva sus integrantes a medida que llegan desde distintas partes del mundo a conocer la ciudad. Un alojamiento compartido, a bajo costo y con la calidez de un hogar que permite al mismo tiempo un exclusivo espacio de intercambio cultural
- ¿Qué servicios brinda el hostel?
- A diferencia de otros hostels, no tenemos cuchetas para dar más intimidad y comodidad. No están hacinados en barracas. La diferencia de tarifas varía porque hay habitaciones compartidas y privadas. Todas incluyen desayuno. Hay una cocina para que se puedan cocinar, el comedor, el patio con asador y dos salas de estar. Hay libros, videos, play station, equipo de música, compacts… todo está disponible para que lo usen.
- ¿Qué lo diferencia de un hotel tradicional?
- La filosofía del hostel es compartir. Es una casa en la que convive gente de todo el mundo, con una tarifa baja y servicios extras. En realidad, están pagando por la atmósfera del lugar.
- ¿Qué tipo de gente busca estos albergues?
- Viene gente de todo el mundo y estamos manejando mucho turismo nacional. Es un establecimiento hotelero de circunstancia y muchos eligen los hostels porque es barato y está bueno. Como decía antes, pagan por el poder compartir, conocer otros viajeros, moverse en grupo, salir… En general, son viajeros solitarios, solos y solas entre 25 y 45 años, es muy difícil que baje la edad. Tenemos una cama matrimonial que se ocupa pero muy de vez en cuando.
- ¿Se manejan con reglamento como en los hoteles?
- Sí, sí... Porque el mercado son viajeros con experiencia. Son tribus urbanas, que tienen sus tiempos y sus costumbres. Por ejemplo, solamente está permitido fumar cigarrillos en los espacios abiertos. Con el tema de la seguridad, tenemos cerrado las 24 horas y siempre hay una persona que abre y cierra la puerta, o sea solamente hacemos entrar a la gente que es del hostel. Eso está muy cuidado, no es cómo en otras ciudades que la gente entra y sale. Mantenemos un clima de intimidad porque tenemos gente viviendo acá, chicos de México e Irlanda. Es cómo un ambiente de familia internacional.
- ¿Cómo garantizan la seguridad?
- En las habitaciones tenemos lockers, son casilleros personales y cada uno tiene su candado. Esto es común en todos los hostels. Además hay una red de hostels en internet que suben una lista negra donde figuran las personas que se mandan alguna macana. Ese listado se actualiza todos los meses y cuando viene alguien le pedís una identificación, porque es obligatorio en todo establecimiento hotelero, y si está en la lista y según el grado de gravedad, se decide que se hace.
- ¿Han tenido algún tipo de inconvenientes?
- No, no… no hemos tenido problemas porque tenemos todo bastante cuidado, bien organizado. En otros hostels tienen el problema de que se van sin pagar. Nosotros no, porque hacemos la recepción como un hotel común, tomamos todos los datos, pagan a la entrada, no se te pierde nada. Es un poco burocrático pero bueno…
- Por tu relación con los turistas, ¿Rosario tiene promoción en el exterior?
- Mirá, la verdad… que no. Por ahí me pasa que estoy hablando con gente de Buenos Aires y me dicen: “¿Pero en Rosario qué puedo hacer? ¿Qué tiene Rosario? No hay nada, al río no le dan bola”. Y uno dice, ¿cómo que no hay nada?. Me doy cuenta que no hay tanta promoción a nivel nacional y menos internacional, más allá del boca en boca. Pero la gente que conoce o escuchó sobre Rosario vienen a buscar cultura. El otro día una pareja de chilenos vino a buscar libros, y quedaron enloquecidos porque había cientos de negocios de libros usados. A mí me pone orgulloso. Además, si te preguntan que se puede hacer, agarrás la guía cultural y hay de todo y esto se está multiplicando.
Agradecemos la colaboración de Marilina Fessia, autora de esta entrevista.
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